
por Pablo Rego | El dolor es una sensación que todos percibimos de manera particular. Podemos experimentarlo y comunicarlo de diferentes maneras ya que es algo absolutamente relativo y nos afecta a todos de manera individual, dependiendo de nuestra estructura psicofĆsicaemocional o de la forma de sentir y de ser que tengamos.
El dolor suele aparecer cuando
algo no estĆ” bien en el cuerpo. Desde el punto de vista fĆsico puede deberse a
una disfunción, a una enfermedad, a un sobreesfuerzo o a un trauma, pero
tambiĆ©n denota cansancio o manifiesta el lĆmite ante el peligro de una lesión.
Para las terapias, medicinas y
disciplinas holĆsitcas el dolor es la manifestación de que la energĆa no estĆ”
fluyendo como deberĆa. Es una seƱal que nos da el cuerpo fĆsico para expresar
que en determinado lugar de la estructura energĆ©tica del cuerpo el flujo de energĆa estĆ” disminuido, interrumpido,
exacerbado o alejado de su equilibrio.
¿QuĆ© hacemos cuando nos duele?
Nuestra conducta se ve atravesada
por el dolor. Ante una sensación determinada se activan ciertas alarmas que
hacen que nos manifestemos de una manera particular desde el comienzo de
nuestras vidas.
Muchas conductas son heredadas o
aprendidas de otros, como por ejemplo, la queja o la búsqueda de atención a
travĆ©s de ella. O la negación hasta lĆmites peligrosos a partir del orgullo y
la idea de que ceder ante el dolor es una muestra de debilidad.
Hay quienes se paralizan ante el mƔs
mĆnimo dolor, otros crean fantasĆas ilusorias llamadas “miedo al dolor” que
puede llegar a producir un dolor mayor o llevar a situaciones peores que las
que la propiamente generadas por el autƩntico dolor, si es que este llega a
manifestarse.
Es que el dolor es algo relativo
y depende mucho de cómo lo sintamos. También es relativa la manera en la que lo
comunicamos y lo que esperamos o no del entorno cada vez que nos duele algo.
AsĆ podemos llorar o retorcernos porque algo nos duele mucho o porque al
quejarnos lo suficiente atraemos la atención de los demÔs. O podemos aguantar
el dolor por miedo a que nos consideren prescindibles de algo, cuando en
realidad no lo somos.
Nuestra personalidad estĆ” influida
por el dolor. Parte de nuestras conductas en los momentos de padecimiento estĆ”
signada por lo que hemos aprendido, por lo que hemos ido construyendo con el
tiempo. El dolor y las emociones estĆ©n Ćntimamente relacionados y en muchas
oportunidades nuestras conductas varĆan segĆŗn la manera de haber construido la
forma de sentir, transitar y comunicar el dolor.
Alarmas
MƔs allƔ del elemento emocional
hay un dolor real que nos estĆ” diciendo algo. Por lo tanto disfrazarlo o
negarlo y, por quƩ no, crearlo, es algo que es importante evitar si queremos
alcanzar el equilibrio fĆsico, mental y emocional. Tomar al dolor como una seƱal
de que algo no estƔ bien es, si dudas, lo mƔs inteligente que podemos hacer.
Si consideramos el equilibrio
ideal de nuestro ser, Ʃste incluye la ausencia del dolor. Todos, o casi todos,
en algĆŗn momento de la vida experimentamos lapsos de tiempo en los que no
padecemos dolor alguno. Puede que sea un momento que hayamos olvidado o un
estado que buscamos conscientemente, aunque sean ratos o dĆas, es importante
registrar cuando nada nos duele.
Identificar las seƱales que nos comunica el cuerpo fĆsico para resolver los problemas que nos estĆ” manifestando sin deformarlas es la mejor manera de resolver los desequilibrios lógicos que se van dando en nuestras estructuras energĆ©ticas por las experiencias que vamos teniendo en la vida.
Identificar las seƱales que nos comunica el cuerpo fĆsico para resolver los problemas que nos estĆ” manifestando sin deformarlas es la mejor manera de resolver los desequilibrios lógicos que se van dando en nuestras estructuras energĆ©ticas por las experiencias que vamos teniendo en la vida.
De esa manera, usando el dolor o
los dolores, grandes o pequeƱos, pero verdaderos, para cambiar el origen de los
mismos, buscando minimizarlos hasta hacerlos desaparecer, nos darĆa la pauta de
la mejorarĆa en nuestros equilibrios. Gracias a estas seƱales podemos cambiar
de actividad fĆsica (incluidos trabajos, deportes o hobbies), modificar hĆ”bitos de alimentación o de descanso, buscar diferentes relaciones
personales o superar bloqueos emocionales haciendo terapias para el cuerpo y la
mente.

El dolor y el Yoga
Las disciplinas que buscan
equilibrar la energĆa tienen al dolor como el signo de su efectividad o la falta
de ella. Si alguien que padece determinados dolores crónicos practica Yoga, Meditación,
Tai chi, Chi Kung, etc o acude a un masajista holĆstico o a un mĆ©dico de Ayurveda,
Medicina Tradicional China u HomeopatĆa lo que darĆ” la pauta de su
funcionamiento y efectividad serÔ la disminución o desaparición del dolor.
Gracias a la forma integral en la
que actividades como Yoga abordan la compleja estructura que llamamos Ser, la
incidencia de su prƔctica va desarmando
los traumas fĆsicos que crean el dolor, pero tambiĆ©n, al mismo tiempo, los
emocionales, mentales y energƩticos.
Todos van de la mano y la efectividad de los resultados obtenidos en el tiempo
se debe a la amplitud de sus Ôreas de acción.
El dolor en Yoga es un aliado, es
algo que es importante aprender a sentir y a comprender. Un vez que dejamos de
temerle al dolor podemos llegar hasta sus lĆmites sin miedo e interpretar quĆ©
tipo de dolor se estĆ” manifestando en cada momento. Para el practicante de Yoga
el dolor es el lĆmite que nos dice cuando debemos dejar de avanzar en una
postura, pero la consciencia es la que nos dice quƩ tipo de dolor es el que sentimos
y que seƱales nos estƔ dando del cuerpo.
Aferrarse al dolor y el miedo a desmantelar el Ego.
Aferrarse al dolor y el miedo a desmantelar el Ego.
Ocurre en muchas oportunidades
que las personas se acercan a Yoga porque saben que necesitan mejorar sus
estados internos. Normalmente los dolores las van llevando a recorrer
diferentes caminos que acaban siempre en la disyuntiva de tapar el dolor con medicamentos
y calmantes de la medicina alópata o recurrir a una terapia o actividad holĆstica
para sanar profundamente los orĆgenes del problema.
Para esas personas, acercarse a
Yoga puede suponer una gran esfuerzo emocional ya que es muy probable que la
prƔctica de la disciplina desarme una cantidad de estructuras construidas en
forma de personalidad que las mantienen aferradas a la queja o a la bĆŗsqueda de
la solución, recorriendo médicos y formas diversas de medicina sin encontrar el
remedio. El dolor las define y han aprendido a conseguir todo tipo de recursos
materiales y emocionales desde su relación con él. Es lo que conocen y es desde
donde se relacionan con el mundo que las rodea.
MƔs allƔ de lo que hayamos conseguido,
si hay dolor, evidentemente, hay muchas cosas que debemos cambiar y lo que
conseguimos, sea mucho o poco, no es lo que realmente necesitamos si no lo que
nuestra idea del mundo y de nosotros mismos ha conseguido.
La prƔctica sostenida de Yoga irƔ
desarticulando las raĆces del dolor y por lo tanto liberĆ”ndonos de aquellos
puntos de anclaje emocionalmente insanos que nos pueden proporcionar cierto
lugar en el que aprendimos a comportarnos de tal o cual manera para llevar
adelante nuestras vidas, aunque no sea positivo para la salud.
Superarlas barreras de un ego que puede llegar a atormentarnos es muy liberador.
Atravesar el miedo a cambiar es fundamental para liberarnos del dolor. Afrontar
la vida con expectativas de encontrar un estado saludable para todas las Ɣreas
de nuestro Ser deberĆa ser la brĆŗjula que nos guĆe para liberarnos de aquello
que nos afecta negativamente y nos lleva a padecer.
Yoga es una gran herramienta para
ello ya que ayuda a tomar consciencia de estas seƱales sutiles. Cambiar de
hƔbitos o rutinas a travƩs de su prƔctica puede darnos vƩrtigo si no tenemos en
cuenta que aquello que debemos soltar en lo que nos estĆ” desequilibrando.
Entrenar la mente para detectar
los mecanismos que hacen que permanezcamos sumergidos en el conflicto, liberar
al cuerpo fĆsico para que la energĆa fluya, entrenar la confianza para superar
nuestras propias limitaciones pueden resultar una gran revolución de alegrĆa y
bienestar que, en muchos casos, a
priori, da mucho miedo.
Podemos aprender a relacionarnos
con el dolor de una manera constructiva, comprendiendo que es la manera que
tiene el cuerpo para seƱalar conflictos y puede ser una interesante guĆa para alcanzar
el equilibrio y la salud. Dejar de utilizarlo para reforzar nuestros traumas puede
ser un principio interesante y escuchar al cuerpo mƔs que a la mente ayudarnos
a darnos aquello que realmente necesitamos para encontrar un bienestar profundo
y sostenido.
©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Terapeuta holĆstico
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