Relajación, la mejor aliada contra el dolor durante el masaje.


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por Pablo Rego | Tanto sea para recibir o para dar un masaje, la relajación es algo a tener en cuenta siempre. Un masaje en el que se consiga relajar la actitud, el cuerpo y la mente, creará las mejores condiciones para liberar al cuerpo de dolor.

La tensión del cuerpo físico es aquello por lo que, en general, las personas van a darse un masaje. En la sesión de masajes, el terapeuta intentará liberar al paciente de sus dolores incidiendo sobre las partes blandas del cuerpo, como los músculos o ligamentos.

Lo que ocurre en la mayoría de los casos, al intentar profundizar en los amasamientos o movilizaciones, es que el propio dolor lleva al receptor a generar una nueva tensión que no es otra cosa que un reflejo inconsciente ante la “sensación” de una agresión externa, aún pudiendo ver conscientemente que el masajista está intentando ayudar.

Dado que esta situación se presenta muy a menudo, sobre todo en pacientes que llegan al gabinete de masajes con mucho dolor y más aún si este paciente tiene baja tolerancia a las molestias, es muy importante plantear un acuerdo masajista-receptor para que se manifieste la importancia de una relajación consciente durante la sesión.

La transferencia.

Es muy importante crear un vínculo de confianza entre dador y receptor del masaje.

El masajista debe comprobar el nivel de dolor que trae el paciente y, al mismo tiempo, es importante que este último consiga soltar el cuerpo para que los músculos, más allá de la tensión que puedan tener éstos al llegar, puedan ablandarse ante la manipulación.

Si el masajista es cuidadoso irá creando tolerancia a las sensaciones del cuerpo de a poco, profundizando en la medida que el paciente lo acepte. Es importante la comunicación entre ambos para que el receptor guíe al terapeuta, pero también, es fundamental el entrenamiento del masajista para “leer” al paciente, observando sus reacciones, movimientos o manifestaciones como quejas, suspiros, contracciones musculares, etc.

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Como relajar el cuerpo en un masaje.

La respiración es una gran aliada para conseguir la relajación durante la sesión. Respirar en el abdomen, soltando el aire lenta y profundamente conseguirá relajar el sistema nervioso, lo que permitirá que la reacción ante la incidencia externa disminuya.

La sensación de “cuerpo pesado” también puede usarse como recurso para soltar la tensión, tratando de percibir el cuerpo más pesado junto con cada exhalación.

Al momento en que surja la indeseada pero inevitable situación del dolor durante el masaje, el masajista debe guiar al receptor hacia esos ejercicios, ya que de esa manera el cuerpo se relajará permitiendo que los músculos menos tensos puedan ser masajeados con el menor dolor posible.


Relajarse en un masaje no es sólo algo físico, es también una actitud que muchas veces es difícil encontrar. Hay que tener en cuenta la predisposición a ponerse a la defensiva de quien llega al gabinete, ya que es muy probable que sea esa actitud la que lo haya llevado, en primera instancia, a endurecer el cuerpo, creando contracturas y acortamientos musculares en su vida cotidiana.

Por ello es muy importante que el terapeuta guíe al paciente hacia un estado de calma, comunicando las cosas con tranquilidad y creando un clima agradable, sin sobresaltos y propicio para la relajación.

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Qué puede provocar que el paciente no se relaje

Un aspecto que puede complicar la relajación del receptor es la falta de confianza del paciente hacia el terapeuta, ya sea por desconocimiento personal o por un impedimento emocional.

Por otra parte es normal que durante la sesión se dé una conversación entre dador y receptor. Aunque muchas veces se recomienda que esto no ocurra, es posible que mediante la charla se consiga empatía entre ambos. Pero es muy importante administrar esa conversación, siempre en beneficio del clima en el que se da el masaje.

En muchas ocasiones el paciente debe liberarse de ciertas preocupaciones que lo han llevado al estado de tensión y dolor físicos. Es habitual que al comenzar a percibir las zonas de mayor tensión quien está recibiendo el masaje comente algunos temas relacionados con ese dolor. Si esto ocurre, esta situación puede utilizarse como un desahogo y es útil para conseguir la liberación de la tensión.

Si se da una conversación amena que genere el estrechamiento del vínculo paciente-masajista, aumentando así la confianza necesaria para que la relajación aumente, depende de los casos y mientras no se altere el clima de calma reinante, puede ser beneficioso.

Lo que nunca debe ocurrir es lo contrario: que el masajista invada al paciente con sus problemas o preocupaciones, creando un clima de tensión que será contraproducente para el resultado final del masaje.

Un masaje que cuente de manera omnipresente con el concepto y clima de relajación será un masaje productivo, que aumentará en mucho los beneficios obtenidos en la sesión. Tanto para el masajista como para el receptor, es importante que durante la sesión, la relajación sea la clave para potenciar los beneficios del masaje.

Pablo Rego
Masajista-Terapeuta holístico
Profesor de Yoga
Diplomado en Medicina Ayurveda de India


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