El poder de la vista, sus desequilibrios y la búsqueda de la armonía sensorial.


Foto ©Pixcove
por Pablo Rego | La vista es un don, un recurso maravilloso del que, los que tenemos la fortuna de disponer de ella,  hacemos uso y muchas veces abuso. El mundo humano es cada vez más visual y la fascinación que nos causa el poder ver, de apoco ha ido limitando otras áreas de la percepción que nos impide captar o percibir ciertos aspectos de la realidad que nos rodea.

El poder que tiene la visión de los ojos es capaz de proyectar a la mente a gran velocidad hacia el futuro, adelantándose a los acontecimientos. Cuando una secuencia tiene huecos que no vemos nuestro cerebro los completa con imágenes creadas a partir de los datos que ya tiene. Cuando vemos a alguien alimentamos con su imagen nuestro prejuicio. Y cuando es momento de sentir las experiencias en el cuerpo, gracias a la vista, creamos una realidad ficticia previa que inhibe sentidos como el tacto, el olfato o el oído.


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La visión oriental

La vista está relacionada con el hígado y éste a su vez con la emoción “ira” Cuando alguien se enfada, internamente está creando una alteración del equilibrio energético en el hígado. Y, si observamos a nuestro alrededor, los ojos son un testimonio claro del efecto que puede producir esa misma emoción en nuestra conducta.

La irritabilidad, el prejuicio, el enojo entran en muchas ocasiones por la vista. Y, de la misma manera, hay colores, como el verde, que por supuesto es captado por los ojos,  que sosiega al hígado moderando su flujo de energía.

Una sucesión de imágenes irritables crearán enojo, mal humor y alterarán el sistema nervioso. Síntomas típicos de mirar una hora de noticias en la televisión en donde las imágenes más habituales crean desde inquietud hasta enojo, ira y mal humor.


El mundo moderno y la vista.

Desde hace siglos los humanos venimos creando inventos en relación con la fantástica estructura de nuestro sistema de la visión. En los últimos tiempos la utilización de este sentido se ha ido exacerbando creando una excesiva relación cotidiana con los ojos.

Hace siglos era la literatura o los periódicos. Unas décadas atrás era el cine y luego la televisión los inventos que más utilizaban la vista como sentido para interactuar con nuestro ser. En la actualidad las computadoras u ordenadores, y cada vez más los teléfonos celulares o móviles requieren del uso de los ojos mucho más que, por ejemplo, el tacto o el oído.

Pero no es sólo esto. En las grandes ciudades el ritmo ha ido en aumento. El tráfico, el movimiento de las personas o la publicidad son cada vez más intensos, todo se mueve deprisa y los estímulos visuales se multiplican exponencialmente, creando una alteración cada vez mayor de nuestro cerebro, del sistema nervioso y muy posiblemente de nuestros hígados.

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Conflictos invisibles

No es la vista el único sentido que está exacerbado ni excesivamente bombardeado por estímulos. Obviamente el oído también y las vibraciones que se producen en nuestro entorno, ya sea por el movimiento creado por vehículos o máquinas de todo tipo o  las microondas que sacuden nuestros organismos de manera casi inconsciente afectando los demás sentidos. Pero la vista, cuya fuente de información es la luz, corre con la ventaja o desventaja de ser el sentido que trabaja a mayor velocidad, con un elemento que se mueve muy rápidamente.

Esa luz que entra a toda velocidad por los ojos crea estímulos en nuestro cerebro produciendo gran cantidad de datos para que la mente pueda crear cada vez más rápidamente imágenes virtuales que multiplican la realidad. De esta manera y por el sólo hecho de la hiperactividad del sistema de la visión humana, el sistema nervioso se ve alterado.

Más allá de que vivamos en un entorno tranquilo o en medio de la gran actividad de las ciudades, los humanos de este tiempo estamos sometidos a todo tipo de estímulos ya que en cada rincón del mundo puede encontrarse hoy un televisor, una computadora u ordenador o un teléfono celular o móvil.


Cómo compensar dicho desequilibrio

Tomando consciencia de esta situación podremos llegar a comprender que dejar descansar la vista es una muy buena idea. No es nada nuevo que para descansar siempre comenzaremos por cerrar los ojos. Pero es muy interesante comprobar que si hacemos ciertas actividades con los ojos cerrados o tapados, alcanzaremos un mayor grado de percepción de la experiencia.

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Actividades que se pueden hacer con los ojos cerrados o tapados.

-La relajación profunda de Yoga, por ejemplo, propone cerrar los ojos para poder percibirnos más profundamente. Hay mucho de la práctica de Yoga que puede hacerse con los ojos cerrados.
-Puedes escuchar música con los ojos cerrados, los amantes de la música lo hacen para dar prioridad el sentido del oído sin que el poder de la vista resulte una distracción.
-Puedes darte un masaje y permanecer con los ojos cerrados o tapados. O puedes dar un masaje. Puedes compartir un masaje en el que la vista no participe dando prioridad al tacto utilizando aceites y aromas.
-También puedes comer, organizando previamente lo que vas a ingerir dejando que el olfato y el gusto sean protagonistas. Y compartir algo de  comida compartiendo también la experiencia.
-En una habitación diáfana, puedes danzar. Es una gran experiencia taparse los ojos y dejarse llevar por la música. O bailar sin música, también, por qué no inhibiendo la vista.
-Muchos traumas, como las disfunciones sexuales, se deben a la fuerza de la mente y a la excesiva creación de imágenes que se anticipan y reemplazan a la realidad. El encuentro íntimo con el otro, evitando el uso de los ojos será de gran ayuda, no sólo al momento de la relación sexual propiamente dicha, sino en lo previo, cuando puedes compartir unos masajes, algo de comida, escuchar bonita música o danzar, hasta  llegar naturalmente al contacto cada vez más profundo, sin pensar en recrear arquetipos o típicas escenas de películas, sin las prisas de la luz, sin el uso de imágenes superficiales. Sin la presencia de la luz el cuerpo creará mayores niveles de serotonina, necesaria para la excitación sexual.   
Por supuesto que son sólo algunas ideas que buscan señalar los muchos sitios o circunstancias  en los que podemos descansar del sentido de la vista para que los otros sentidos formen parte de la percepción de nuestra experiencia. Poniéndonos creativos podremos hacer muchas otras cosas, seguramente, con los ojos cerrados, tapados o vendados y siempre serán un descanso para la vista, el sistema nervioso o los órganos internos que se nutren de los ojos.
Se trata de comprender la relación entre la vista y el estrés moderno. Se trata de tomar consciencia de que la tecnología puede sernos útil, igual que la vista, siempre que mantengamos su utilización en un marco favorable para nuestra salud y nunca en desmedro de ella.

©Pablo Rego
Profesor de Yoga
Masajista-Terapeuta integral
Diplomado en Medicina Ayurveda de India.



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